Marqués, músico ecuatoriano, y el rol del creador: “Todavía existe la resistencia a creer que es un trabajo”

El creador quiteño ofreció una entrevista donde habló de la situación del derecho de autor en su país, sus experiencias con las presentaciones en vivo durante la pandemia y de las enseñanzas que se pueden sacar del actual contexto.

Tenía 7 años cuando Sergio Marqués, simplemente conocido como Marqués, dio sus primeros pasos en la música. “Desde muy pequeño comencé a cantar en los barrios populares de Quito, como aficionado de la música tradicional ecuatoriana”, cuenta. Luego conoció el break dance, y a los 18 años se aventuró a escribir sus primeras canciones. Hoy, con 33 años, Marqués se ha hecho de un nombre en la escena musical de su país.

Si bien a la fecha ha lanzado numerosos sencillos, siendo el más reciente “No te quiero perder”, el cantautor quiteño cuenta que debido a la piratería no ha logrado lanzar un disco de larga duración, lo que “siempre fue difícil para la parte económica”.  Eso sí, adelanta que está trabajando en nueva música y que espera lanzar nuevo material pronto.

Ahondando en el problema de la piratería, admite que es algo que “nos ha afectado desde muchísimos años, y aunque hemos aprendido a navegar en esta falta de reconocimiento, hemos entendido que es directamente proporcional al comportamiento de las ciudades, porque (las personas) no lo ven como algo malo, siempre estuvo reflejado en la generación de ‘trabajo'”, explica, en referencia a las personas que comercializan música pirata.

“También siento que hay una falencia por parte de los intérpretes, los que utilizan la música de los que crean. Hay una falta de conciencia, sienten que la utilización de esa obra solo debería serviles a ellos”, agrega. 

La crisis del Coronavirus ha hecho que artistas de todo el mundo deban repensar la forma de mostrar su música, y los shows virtuales se han convertido en una de las principales alternativas; de hecho, Sergio ofreció uno a sus seguidores hace algunas semanas, siendo todo un éxito como un primer acercamiento a estas nuevas formas de vincularse con su audiencia.

“Primera vez que valoro tanto a la gente que realmente sigue tu música, porque te sigue como artista, como persona. Hay una conexión real en todo lo que ese proceso de cariño lleva, la construcción de tus redes sociales, de tu carrera, ese nicho al que uno le dedica tanto tiempo y tanto corazón, hace que ahora uno pueda acudir a ellos para decirles ‘vamos a tener un show virtual, que es muy diferente y es muy nuevo para nosotros’, pero nos fue excelente, con los números estamos muy contentos, y con el resultado del trabajo de producción de un show virtual estamos felices, muy felices”, cuenta.

-¿Qué enseñanzas crees que pueden sacar los músicos del contexto actual que se vive en torno al Coronavirus, quizás enfocarse más en las plataformas digitales para la difusión?
-Hacer las cosas reales, orgánicamente, conseguir seguidores que quieran estar en el proyecto musical de un artista, yo creo que esa es la base. Puedes tener 100 mil, 200 mil seguidores o 1 millón, pero quizás están ahí simplemente por una curiosidad de verte y no por escucharte o compartir la comunicación a través de las canciones, la relación puede ser superficial.

Enfocarse en los medios digitales es importantísimo, no creo que los shows en vivo vayan a morir, porque siempre hay una necesidad de vernos como personas, pero sí aprender sobre el avance de las plataformas digitales y las redes sociales en generales.

-Pasando al tema del derecho de autor, ¿cuál es la situación actual del derecho de autor en Ecuador?
-En mi país se han tomado medidas para los derechos de autor, por ejemplo, se creó un fondo para ayudar a comprar unos pequeños shows desde casa para los artistas más golpeados por la pandemia. También se hicieron adelantos de regalías, las ayudas médicas no han cesado. Se han tomado medidas.

También creo que hay un vacío, no sabemos cómo se cobran los derechos para cuestiones virtuales por ejemplo. Hay muchos cantautores que hacemos shows virtuales, pero hay intérpretes que están usando obras de compositores y autores ecuatorianos, pero hay un vacío que no se sabe cómo recaudar.

-¿Crees que el trabajo de un compositor de música es valorado por la comunidad como un trabajo o más bien es visto como un pasatiempo?
-En la sociedad ecuatoriana todavía existe la resistencia a creer que es un trabajo, no solo la composición, la parte artística en general. Sin embargo, se ha transparentado con los shows virtuales que cuando un artista está trabajando, genera un montón de posibilidades para todo su equipo, así que de a poco se están enterando de cómo funciona. Pensaban que simplemente era cantar y ya, pero esto genera regalías y mucho más.

Estamos haciendo campañas casi invisibles, porque no hablamos del tema como tal, pero hablamos de lo grandioso del intercambio, porque uno habla de apoyo, y cuando hablamos de apoyo el público cree que nos hace un favor escuchándonos nada más. Pero estamos enfocando nuestra comunicación en que tenemos un intercambio: ellos reciben momentos, refugios, sensaciones a través de su cariño, de sus aplausos y contribuciones económicas también. Es un proceso que estamos descubriendo, y esperemos que el público entienda que mientras uno trabaje genera más trabajo para todos.

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