El Consejo Internacional de Creadores de Música realizará un encuentro colaborativo orientado exclusivamente a creadoras, para “inspirarlas a ampliar su alcance creativo”, explica Arriën Molema.
Del 6 al 8 de noviembre, el Consejo Internacional de Creadores de Música (CIAM) realizará en Río de Janeiro un campamento de composición dirigido exclusivamente a autoras y creadoras mujeres, en paralelo a la realización de la Asamblea General del Consejo, que se desarrollará los días 8 y 9 de noviembre en la ciudad brasileña.
Durante tres días, creadoras y autoras de América Latina y el resto del mundo se reunirán en el prestigioso estudio Visomdigital de Rio. Ahí compartirán conocimientos en escritura, composición y creación de ritmos, fomentando además la unidad y creación de redes.
Arriën Molema, músico, compositor e integrante de CIAM, explica que este taller responde a los esfuerzos del Consejo para entregar apoyo a grupos con menor representación en la industria, como el caso de las creadoras mujeres. “Todos somos conscientes de las malas estadísticas sobre las creadoras en las entidades de gestión colectiva y la participación femenina en la industria musical. Solo el 22% de los miembros de las sociedades de gestión son mujeres”, comenta.
“Creemos que centrarnos en creadoras podría funcionar como una buena práctica y así dar un ejemplo. Al centrarnos en mujeres compositoras, productoras y creadoras de ritmos, nuestro objetivo es mostrar casos de mujeres que participan en una gama más amplia de roles dentro del proceso de composición, además de empoderarlas e inspirarlas a ampliar su alcance creativo”, agrega.
El campamento constará de tres días de creación de canciones, con trabajo colaborativo y combinado de las creadoras que estarán presentes. Habrá múltiples sesiones, apuntando a que diversas canciones se compongan y produzcan para el final del encuentro. Luego, durante la Asamblea General de CIAM habrá sesiones de escucha del material que resultó del campamento.
P: ¿Cuál es para usted la importancia de la colaboración y el networking para los creadores, especialmente las mujeres?
A.M: La cooperación entre compositores es fundamental, podemos aprender unos de otros. Y con esto quiero decir: aprender sobre composiciones pero también sobre movimientos profesionales, aspectos comerciales, etc. Como compositor ya es bastante difícil ganarse la vida, por eso creo firmemente en que debemos unir fuerzas y discutir diversos temas relacionados con nuestras carreras profesionales (…) Especialmente en el caso de las mujeres este es un tema importante, ya que el 22% que he mencionado antes muestra que sigue siendo una industria impulsada por los hombres. Además de los problemas comunes que enfrentan los compositores, puedo imaginar que las creadoras enfrentan (además de eso) un conjunto adicional de preocupaciones y problemas. ¿El estudio al que una compositora va a grabar una sesión es un lugar seguro para trabajar? ¿Va a estar sola en un estudio con una persona y podría haber un caso de dinámica de poder desequilibrada? etcétera. Discutir estos temas realmente ayuda a intercambiar experiencias sobre cómo lidiar con esto y ayuda a las creadoras a comprender que no están solas en este proceso. Además, las oportunidades de networking también ayudan a establecer contactos en todo el mundo a nivel creativo, por lo que tener una red de compositoras (mujeres) en diferentes regiones puede garantizar que puedas desarrollarte creativamente.
P: ¿Cuál es su visión del derecho de autor en la industria musical actual, ¿qué temas crees que son relevantes para difundir entre los creadores?
A.M: Hay múltiples cuestiones que son relevantes para los creadores y que tienen un gran impacto en nuestro negocio. Primero me gustaría mencionar la división entre copyright y master right en plataformas de streaming como Spotify y Apple Music. Como ha demostrado el estudio GEMA, los creadores sólo reciben una porción muy pequeña del pastel, lo que dificulta ganarse la vida como compositor centrado en el streaming.
En segundo lugar, las adquisiciones: veo a muchos creadores (compositores de cine, pero también escritores pop) vendiendo sus catálogos o siendo “comprados” para proyectos específicos. Esto socava el concepto básico de derechos de autor, según el cual uno permanece en ello a largo plazo y puede ganarse la vida con ello durante un período de tiempo más largo. Por supuesto, entiendo la necesidad de obtener ingresos instantáneos, pero al final el trato casi siempre es peor que lo que recibirías si hubieras seguido siendo el propietario de los derechos de autor.
En tercer lugar, la IA y las nuevas tecnologías. Puedo hablar de esto durante horas, pero la concepción general es principalmente que los creadores tienen miedo de la IA y las nuevas tecnologías. Y tengo muchas ganas de contrarrestar eso: nosotros/los creadores siempre hemos estado a la vanguardia del trabajo con tecnología y nuevo software. Lo utilizamos en nuestra práctica diaria y, a menudo, somos los experimentadores que nos familiarizamos con estas tecnologías y las damos a conocer y las ponemos a disposición de un público más amplio. Al mismo tiempo, en el caso de la IA: si nuestros trabajos se utilizan para “alimentar la máquina” sin nuestro permiso o sin una remuneración adecuada: eso es algo muy malo. Malo para nosotros como creadores pero también para la sociedad en su conjunto. Necesitamos que se cree arte nuevo; de lo contrario, los sistemas de inteligencia artificial terminarán en un circuito de retroalimentación y una cámara de eco en la que solo ingerirán sus propias creaciones. Todavía no hay una solución, pero creo firmemente que debemos asegurar nuestra posición como creadores en el panorama de la IA. No porque simplemente estemos tratando de salvarnos a nosotros mismos, sino porque el arte y la música tienen una función en las sociedades: reflejan, mejoran los diálogos, imponen el debate democrático, mejoran la libertad de expresión, etc.
