“A largo plazo, queremos que la Unión de Trabajadores de la Música, no solo sea una organización que defiende los derechos de las personas trabajadoras de la cultura, sino como plataforma que permite que nuestro sector se convierta en una verdadera industria”.
¿Qué falencias, situaciones o necesidades vieron ustedes en Costa Rica en 2014 para dar forma a la Unión?
Primero dar las gracias a la ALCAM por tomar en cuenta nuestro proyecto para darlo a conocer a todos los artistas del área. La falencia principal es que no había un sindicato de músicos activo en el país, con la debida autorización por parte del Estado, que atendiera una serie de demandas del sector que tienen que ver con las condiciones de trabajo, tanto de quienes desarrollan su actividad en alguna institución del Estado, con el sector privado o como trabajadores eventuales e independientes, y que, en muchas ocasiones, eran planteadas ante las entidades de gestión colectiva de derechos de autor y derechos conexos, siendo que el mandato que estas tienen es limitado por su naturaleza. Por esa razón, un grupo de personas asociadas a las dos entidades analizamos distintas posibilidades y fue cuando se decidió crear la Unión de Trabajadores de la Música (UTM).
Tengo que decir que el sector cultura en Costa Rica no había logrado articularse como gremio –y aún le falta mucho para hacerlo de manera consolidada-, lo cual es fundamental para su profesionalización. La UTM es un paso fundamental en esa dirección. El país ha formado a muchos artistas, tanto en Universidades como en centros de formación públicos y privados, pero no está generando condiciones para que se desarrolle su actividad de manera tal que puedan vivir dignamente de la misma.
A eso hay que sumarle el hecho de que Costa Rica es un país en el que hay una saturación de oferta cultural importada, lo cual no permite que las propuestas nacionales tengan posibilidades de difusión y circulación en igualdad de condiciones con las que vienen de afuera. Todas estas cuestiones forman parte de los desafíos que tenemos que enfrentar incidiendo para la generación de políticas públicas.
¿Cuáles son actualmente sus principales focos de trabajo? ¿Cuáles son las situaciones o problemas más recurrentes con los que se topan?
La UTM ejecuta acciones en tres ámbitos: Representación Gremial, Promoción Cultural y Previsión Social. En materia de Representación Gremial, se trabaja en procesos de incidencia política que implican acciones de articulación del sub-sector de la música y acercamiento con otros sub-sectores de la Cultura; participación en espacios de diálogo con autoridades del Gobierno para proponer, definir e implementar políticas públicas como la que tiene que ver con la creación de un modelo de afiliación a la seguridad social que atienda las particularidades del sector; seguimiento a proyectos de ley que puedan tener impacto en el sector; etc.
También realizamos acciones de acompañamiento legal en caso de conflictos en materia laboral. En esta línea, se ha venido trabajando con las y los colegas músicos de las Bandas de Conciertos de la Dirección de Bandas del Ministerio de Cultura y Juventud, quienes han venido solicitando a las autoridades que solucionen una serie de cuestiones que llevan años sin resolverse, como su situación de personas funcionarias interinas, entre otras.
Por otro lado, la UTM ha diseñado y contratado beneficios especiales para las personas agremiadas, tal como la Póliza Colectiva de Vida, la posibilidad de adherirse y obtener Asesoría Contable para enfrentar los cambios de responsabilidad tributaria recientemente implementados en nuestro país, la posibilidad de ser representados por la UTM en sus intereses económicos por medio de la intermediación de servicios musicales ante el Estado o sus propios clientes privados, la divulgación de sus servicios por medio de nuestro Directorio de Servicios Musicales y Artísticos, además de una serie de convenios comerciales donde obtienen descuentos y facilidades, y todo esto por el cumplimiento de sus deberes pecuniarios.
Finalmente, cubrimos otras necesidades por medio del Plan de Previsión Social para contingencias en vida o en caso de muerte, con aportes voluntarios y subvenciones adicionales proporcionados tanto por ACAM, AIE y la propia UTM, y la posibilidad de obtener beneficios directos por concurso del Fondo de Promoción Cultural.
¿Cuáles son las principales actividades que realizan con sus afiliados?
Durante estos años, la UTM ha organizado conversatorios y foros, tanto con representantes de las instituciones del Estado como con profesionales en diferentes campos vinculados con políticas públicas en materia de cultura. Así mismo, se ha facilitado espacios de encuentro para mujeres trabajadoras de la música con el fin de que estas puedan desarrollar una agenda que atienda sus necesidades específicas. Con la Federación Internacional Músicos (FIM), en 2018 se realizó un taller nacional en el que participaron personas agremiadas, representantes de la Federación, de la UNESCO y del Estado costarricense.
También se han realizado acciones de incidencia política directa, como reuniones con candidatos a la Presidencia de la República y a ocupar puestos en la Asamblea Legislativa, así como con jerarcas de ministerios y diputados y diputadas.
A estas actividades se suman otras que se realizan conjuntamente con la Asociación de Compositores y Autores Musicales, dado que la UTM tiene el mandato de esta de administrar los fondos de promoción cultural y previsión social que la entidad de gestión colectiva genera. Por medio de estos fondos, se han realizado talleres de capacitación en temas relacionados con la producción musical y la gestión de proyectos, se han financiado producciones musicales, y entregado algunos patrocinios en apoyo a la música nacional.
¿Podrían contarnos sobre las temáticas de los seminarios que realizan a los miembros de la Unión? ¿Por qué optan por estas temáticas?
Las temáticas se han definido a partir de dos criterios: las necesidades identificadas en el país en materia de cultura y los temas que desde la Federación Internacional de Músicos se han identificado como comunes a los distintos países, reconociendo, eso sí, las diferencias existentes entre estos.
Uno de los temas abordados ha sido el de la implementación de la Recomendación relativa a la condición del artista de la UNESCO. Este documento se ha tomado como una guía a seguir, pues abarca las diferentes dimensiones del quehacer de un artista y plantea a los Estados una serie de cuestiones que deberían atender.
El tema de la condición de las mujeres trabajadoras de la cultura también ha sido otro de los que se han abordado.
Pero, como ya se indicó anteriormente, también se han abordado temáticas más relacionadas con la producción musical y el desarrollo de proyectos.
¿Han generado alianzas con organizaciones de este tipo en otros puntos de Sudamérica, o es algo que planean hacer a futuro?
La UTM forma parte de la Federación Internacional de Músicos, organización que aglutina a sindicatos de más de 60 países del mundo y que tiene su sede en París. Esto nos ha permitido articularnos con otras organizaciones homólogas de países de América Latina, gracias a la existencia del Proyecto Regional Latinoamericano de la FIM, el cual se reúne, al menos, una vez al año para fortalecer las capacidades de incidencia de sus miembros.
¿Cuáles son los objetivos a mediano y largo plazo que se traza la Unión?
El objetivo en mediano plazo es crecer como organización, en el sentido de no sólo acoger a personas trabajadoras de la música sino a personas trabajadoras de las artes en general. Esto nos permitirá tener más músculo social, de modo tal que podamos tener mayor capacidad de incidencia en las políticas públicas relacionadas con la cultura en el país.
A largo plazo, queremos ser un referente internacional, no solo como organización que defiende los derechos de las personas trabajadoras de la cultura sino como plataforma que permite que nuestro sector se convierta en una verdadera industria que proyecte a nuestros artistas y a nuestro país hacia el exterior; sin dejar de lado la existencia de más y mejores espacios para trabajar en condiciones óptimas en el interior del país, garantizando el derecho de acceso a la cultura por parte de la ciudadanía.
¿Cuál es su visión sobre el estado del derecho de autor tanto en Costa Rica como en Centroamérica?
Son muchos los desafíos en esta materia en el país y en la región. En el caso de Costa Rica, aunque la Asociación de Compositores y Autores Musicales ACAM, cumplirá 30 años de existencia en el año 2020, y se ha venido consolidando, es mucha la resistencia con la que se tiene que enfrentar por parte de las personas usuarias de la música y, en muchas ocasiones, con las autoridades de las instituciones del Estado que tienen que velar por el efectivo reconocimiento de dicho derecho.
Siguen imperando ideas erróneas sobre lo que hacen las entidades de gestión colectiva y sobre lo que es el derecho de autor y los derechos conexos. No es raro escuchar decir que se trata de un impuesto. En ese sentido, es indispensable educar a los mismos artistas y a la ciudadanía en la materia, para que comprendan cuál es la importancia que el reconocimiento de estos derechos tiene, en primer lugar, para el desarrollo profesional de quienes se dedican a las artes en general y, en segundo lugar, para el desarrollo cultural y económico de un país. Al respecto, uno podría afirmar que nuestra región tiene un rezago importante en esta materia, en comparación con otras regiones del mundo.