Hace más de siete años se plantó la semilla, y los frutos ya están a la vista: Uno de los festivales de cantautores más relevantes del continente, un sello discográfico y actividades intersectoriales como talleres y proyectos de formación artística son parte de lo que ha cosechado Barrio Colombia, agrupación cultural que ha velado por preservar y mantener activa la cultura no sólo de ese país, sino que también de otras naciones del continente.
Concebida en 2007 y desde la autogestión, Barrio Colombia es una organización sin fines de lucro compuesta por un equipo formado por “viejos amigos con distintos saberes”: la diseñadora María Teresa Suárez, el realizador audiovisual Alejandro Prieto, el historiador y crítico de música Umberto Pérez y los músicos Andrés Correa, Pala y Alejo García, entre otros.
Con el foco puesto en la música, Barrio Colombia ha sido responsable de la realización de una serie de ciclos y festivales, siendo quizá el más relevante de ellos el Festival Internacional de Canción Itinerante (FICIB), encuentro con base en Medellín y Bogotá y que ya acumula seis versiones (la primera de ellas fue en 2009), en las que se han dado cita exponentes de países como Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Cuba, España, Estados Unidos, México, Portugal y Uruguay, entre otros.
“Actualizar los referentes del cancionero colombiano y latinoamericano tanto dentro como fuera del país y generar espacios de creación y reflexión a través de la canción” son parte de los objetivos de Barrio Colombia, en palabras del músico Andrés Correa, uno de los miembros de la agrupación.
En este sentido, esta organización agrupa a distintas voces de la música contemporánea colombiana, con artistas que están enraizados en lo tradicional, en la fusión y también en sonidos más cercanos al pop y el rock. Así, nombres como Pala, Roberto Camargo y Mónica Zuluaga dan cuenta del amplio abanico que ofrece Barrio Colombia.
Respecto a su financiamiento, el músico Andrés Correa cuenta que Barrio Colombia se sustenta en base la puesta en marcha de “ciclos y festivales, administración de recursos y el desarrollo de actividades pedagógicas”, mientras que otras instancias como su sello o el propio FICIB se solventan por medio de convocatorias, apoyo de empresas privadas y por los recursos de los propios miembros.
